sábado, 5 de enero de 2013

6 de Enero del 2013.


Noche de ilusión, de magia y de incertidumbre. Cohetes de colores que iluminan nuestro cielo oscuro, vigilado por las eternas estrellas. Risas y nervios de cientos de niños que desean, sobre todas las cosas, que la noche no tarde en pasar y que pronto sea la mañana de reyes para bajar atropelladamente las escaleras y dirigirse sin vacilación alguna al hueco de debajo del árbol, impacientes por ver lo que los Reyes han dejado, impacientes por ver que sueños se han hecho realidad.

Mágica mañana para niños y también para mayores. Mayores que vuelven a su infancia más querida, a los juguetes que han esperado con más ansia, a los papeles de regalos que inundaban el comedor sin dejar ver el suelo, a la ilusión que los llenaba de arriba a abajo todas y cada una de las Navidades vividas. Ilusión que permanece con el paso del tiempo. Sonrisas que no se desvanecen y que iluminan el día. Ojos brillantes y expectantes a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Oídos, de pequeños, demasiado afinados que creen oír lo que todos realmente alguna vez hemos querido ver. Un sentimiento de falta en el pecho por las personas que ya han dejado esta tierra, un brindis callado prometiendo que pronto volverán a estar juntos. Abrazos intensos de familiares que hacía tiempo que no se veían. Días mágicos que culminan con una fecha bonita y especial, por lo menos para mi.

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