martes, 8 de enero de 2013

Muérdeme los labios, recuerda mi sabor.

Noche demasiado oscura para pensar en otra cosa que no sean sus ojos, sus labios, las chispas que saltan con el roce de su mano a mi cintura.  Noche demasiado fría para no acordarme del calor de su cuerpo, del ardor de sus besos, de la quemazón de mi pecho. Noche demasiado silenciosa para no rememorar sus susurros en mi oído, su voz grave y aterciopelada, mis suspiros al ver su sonrisa. Noche que termina pronto y que abre paso a un nuevo día. 
Amanecer de fuego ardiente sofocado en deseo constante, que late sobre mi piel. Deseo de verte, de tenerte junto a mi, de encadenarte aquí para que jamás vuelvas a marchar. Deseo de olvidar el pasado, de no prestar atención al futuro, de ni siquiera preocuparse por el presente. Deseo de estar juntos, de encajar como dos grandes piezas de un rompecabezas. Mis deseos, mis anhelos, mis noches favoritas, pero ¿y tú? ¿Tú guardas el recuerdo como yo? 

Le pido al cielo que así sea, que rememores nuestras noches cuando estés solo, que eches de menos mis caricias cuando tumbado en tu cama pienses en mi, que oigas mi risa en cada esquina de tu cuarto. Que duremos tanto como nuestras sombras nos permitan. Que pase el tiempo, y aunque ya no estemos unidos, nos acordemos el uno del otro. Ser ese amor del que tanto habla la gente, ese del que nadie puede escapar y del que todos los días se acuerdan.

Encontrarnos años después, compartir una copa y reír de todas aquellas niñerías que vivimos como adultos. Salir por la puerta del bar y que una última vez huelas mi perfume fresco, veas mis delicados pasos y tal vez, beses mis inolvidables labios. 

Puede que nos dejemos llevar y que después nos sintamos culpables por nuestras correspondientes familias, pero que le vamos a hacer, el uno para el otro somos irresistibles y ante la fuerza del deseo y de la pasión poca responsabilidad puede ponerse por delante. Quizás, después, cada uno vuelva a tirar por su camino, pero puedo asegurarte que nunca llegarás a olvidarme, que siempre estaré a flor en tus recuerdos, que pasará el tiempo y seguirás notando mis dedos caminar por tu espalda. Pero también puedo asegurarte que a mi me pasará lo mismo, jamás alcanzaré olvidarte. Siendo sinceros, no quiero. Eres y serás una parte de mi, tan ardiente y pasional, que nunca podré apagar ese fuego que me envuelve; eres y serás tan importante en mi corazón que sí te sacara se resquebrajaría. 
Recuerda, somos piezas de un puzzle demasiado grande como para que nosotros podamos ponerle fin.


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