martes, 3 de septiembre de 2013

Y, mira, yo qué sé.

Y, no sé, a lo mejor muero un poco sin ti o solamente esté dejando de vivir.
Quizás nunca pueda olvidar el beso del patio de atrás o las manos enredadas junto a mi portal.
Y mientras, tú, olvidándote de mi en otros labios.
Dejando escapar suspiros sin dueño y guiños sin destinatario.
Y es que sale más rentable un amor de autobús, de esos que aparecen de la nada.
Ahora mismo me pillas sin suficiente liquidez para alquilar un amor, de esos que dan luz y calor.
Que abrasan y enfrían, que te dejan la piel mordida y una leve impresión de que en brazos de otro,
encuentras protección.
Increíble sensación esta de odiarte y de echarte de menos.
De echarte de más.
De no querer verte.
De olvidar.
Pero te resignas (y yo también).
Y apareces en las calles, en los parques, tiendas, bares.
En sonrisas.
En el reflejo de otro mirar.
O tal vez soy yo, obsesionada contigo.
Con tu forma de acariciar, de caminar por mi espalda, de matarme un poco más.
Y puede que sólo necesite alguien que me haga tiritar.
Y, yo que sé.
Y, tú sabiendo.
Y yo, sin saber de ti.
Y tú, sin querer de nuevo.
Y, lo peor, sin quererme a mi.


Recuerda, 'nunca' también es una eternidad.