jueves, 8 de noviembre de 2012

El deseo de tu piel.

Lléname los ojos de recuerdos, los labios de sabores, la piel de olores y el corazón de sensaciones. Captúrame en tu mente mientras tu retina juega con mi figura. Muéstrame tu lado más íntimo y el más salvaje. Hazme recordar cada uno de los momentos sentidos en mi piel, que nada más que al tocar mis brazos sienta ese ardor. 
No me dejes olvidar ese lunar tuyo que decora tu labio, ese lunar que tanto muerdo y que es de mi propiedad. Recuerda, sólo y exclusivamente mío.
Tocar el cielo, bajar hasta el infierno y jugar sobre la tierra.
Sonríeme como sólo tú sabes. Esa sonrisa que me corta la respiración, que me hace tiritar y me deja rendida a tus pies, dócil y capaz de hacer todo lo que me pidas. Déjame tu olor impregnado en mis poros y cuélame en tu cabeza para que no me olvides nunca. 
Dame besos en el cuello, vuélveme loca, hazme sentir que soy única para ti. Sé celoso, cuídame como si fuera de cristal pero abrázame como si no quisieras que me fuera nunca.
Seamos el uno para el otro y el uno por el otro. Seamos uno. 
Que nos vean por la calle y nos miren con envidia. Que hablen sobre nosotros y digan "Los imbéciles estos que no se cansan nunca" Que lleguemos a comprendernos sin palabras, que tengamos peleas fortísimas y reconciliaciones apasionadas.


Miles de canciones dedicadas. Hablarte y que no me escuches, que sólo me quieras besar. Pasarnos las horas muertas sentados el uno al lado del otro haciéndonos preguntas sin sentido, cosquillas y comiendo chocolate. Prometer viajar por todo el mundo: darnos un largo beso bajo la Torre Eiffel, encadenar un candado en el Puente Milvio, hacernos una foto sosteniendo la Torre Inclinada de Pisa, pasear bajo el sol de la Toscana, ir a un baile de máscaras en Venecia y que después nos recoja una góndola para dar un bonito paseo admirando el cielo de la nocturna Venecia, ir a Nueva York en pleno 31 de diciembre, perdernos por las calles de Praga... 
Pasar una noche de tormenta llena de truenos estremecedores y rayos demasiado luminosos abrazados en la cama mientras que me tranquilizas tocándome el pelo.
Ser una pareja diferente del resto, especial y capaz de levantar las miradas de los que pasen a su alrededor.