sábado, 18 de septiembre de 2010

Un beso de amor que estaba escrito

A ver, donde he puesto la tarjeta, ah si, en el bolsillo.Saco la tarjeta, la meto en la ranura y como todas las mañanas la máquina suena y me abre el paso, como si se estuviera riendo de mi, porque sabe que no voy a llegar a tiempo. Corre, date prisa, que se va y tu te quedas en tierra. Corre como si tuvieras quince años, corre...Me pitan los oídos, me falta el aire y paro a descansar, entonces me doy cuenta que no me pitan los oídos, lo que pitaba era la sirena, que al igual que la máquina se ríe de mi porque el tren, mi tren, se ha marchado. Yo lo he dejado escapar, tenía que haber corrido más. Miro a mi alrededor y me siento solo. Miro y busco, pero no veo a nadie. Siento tanta solead que tengo miedo. Vuelvo a correr hacia el primer banco que esta atestado de gente y me siento. Esa gente es una familia, a la que me acerco para sentir todo ese amor que hay entre ellos. Allí me siento seguro, me siento en casa, no me siento solo. En ese momento descubro que hecho de menos a una persona. Esa persona especial en la que piensas cada día, a cada hora. Entonces me doy la vuelta para comprobar la salida del siguiente tren y la veo allí, quieta, cayada, tan sola como yo . Incluso me atrevería a decir que tan asustada como estaba yo. Me acerco y la saludo. Me contesta sin mirarme pero yo le sigo hablando hasta que me mira a los ojos. Me quedo callado al ver esos ojos, por fuera tan azules como un mar bravo y por dentro tan claros como el cielo. Decido en ese momento que ella es un ángel caído que ha venido a ayudar a alguien como yo, solo y perdido. El ángel se queda mirando mi cara, y yo la suya. Abro mis brazos e inmediatamente, ella, mi ángel se abalanza sobre mi. Bajo la cara y ella la sube. Me besa. La beso. Un beso de amor que estaba escrito. Nuestro beso.
Vanessa Lovely