lunes, 7 de marzo de 2016

Mil caras y una cicatriz.

La chica de las mil caras y los reflejos rotos está cansada de mirarse en la cara oculta de la luna. La chica de las mil caras tiene las pasiones frías y los pies calientes de correr en la dirección desastre, de cabeza al huracán de tus ojos.

La chica de las mil caras y las mil huellas labiales, que le han desgastado la piel a base de cicatrices encontradas. La chica de las mil caras sufre de infartos emocionales y cólicos mentales.

La chica de las mil caras se mece en una esquina, con ojos de niña y antojos de puta; supura recuerdos por cada vértebra, recuerda caricias en blanco y negro y jura ante un cigarro que mañana deja el humo.

Ha escrito una pancarta donde grita que está en huelga, abstemia de polvos estelares y mentes lo suficientemente inteligentes como para regalarle una corona. No quiere ser reina, quiere ser asesina: matar las ganas y las penas.

Sale todas las noches hasta que se le hace pronto y termina en una cama que ni de lejos le ofrece todo el calor que necesita. Repite la estrategia, le gana a la locura. Carrera sin meta, ni salida.

Experta en la mentira, deshace su vestido. Debajo, lencería cara que no tapa sus complejos.

Hila susurros para no olvidar sus dramas, tacha decepciones en el libro negro de la amargura. Sobredosis de durezas y falta de creencias. Deshoja un calendario porque las flores le vienen grandes. Se duerme acurrucada junto a la memoria, que es la única que nunca le falla.

miércoles, 27 de enero de 2016

Karma.

Ven aquí que te hago un sitio en mi cama, 
que estoy dispuesta a dejar que compartamos almohada.
Hazme el favor de dejar los delirios en la entrada, 
prohibido hablar de problemas y del mañana.
Cierra los ojos que te voy a curar los sueños, 
que te voy a recitar al oído un cuento. 
Quédate quieto, 
que no te pinche con la aguja, 
que esto de remendar cicatrices me pone nerviosa. 
Nada tiene que ver que me estés mirando a los ojos.
Nada, 
porque el que nada no se ahoga y yo ya tengo el agua al cuello. 
Soplo de aire fresco cuando pasas por mi lado, 
y yo obsesionada con tenerte aquí atado. 
Y ahora viene el parpadeo y después el miedo de que te hayas ido. 
Voy a esconderte debajo de la alfombra, 
junto a todos los recuerdos que me estorban. 
Pero qué haces enredándote en mis caderas, 
besándome de esta manera. 
Te aviso de que yo las deudas me las cobro, 
que lo mismo me tumbo o me presento en tu ventana. 
Y te canto para que no me escuches, 
y te toco para que no me veas. 
Que lo mismo te digo adiós o un hasta luego, 
y hacemos borrón y no ha pasado porque no hemos sentido. 
Porque vivir en silencio no es vida, 
porque callada he gritado más que en toda mi vida. 
Me estoy inundando de mentiras,
ahora soy solo una refugiada más sin salvavidas.

martes, 12 de enero de 2016

Pasos en balde.

Ven, corazón, que te voy a contar hasta tres, que te voy a deshacer los prejuicios y voy a trepar por tus ojos. 
Salta, que todo está dispuesto: debajo tenemos la red y yo estoy decidida a perder mis miedos detrás de tus dedos. 
Acércate, que mis palmas tienen antojo de tapar tus lunares y arañarte el cielo de la boca. 
Vamos a mezclarnos con el humo, vamos a fundirnos en uno. Quién te lo iba a decir a ti, que con lo densos que son dos cuerpos podríamos llegar a superar el océano. 
Te prometo que si mañana te veo, haré como que no me acuerdo de la luz de tus besos, que me guardaré las sonrisas cómplices y dejaré la resolución de las tensiones para los días pares de los meses de frío. Tú, guárdame la banda sonora de las lunas llenas y las copas vacías para llenarlas de susurros. 
Solo pretendo correr pisándole los talones a los atardeceres, jugar con las sombras y escondernos en las esquinas. Tú puedes sujetarme de las rodillas, besarme los párpados y hacer como que no te importo. 
Clavaremos nuestros hombros en alguna pared fría y llamaremos a los timbres de las puertas que no se nos abren. Caminaremos por las ramas y nos despertaremos, 
cada uno, 
en nuestra cama.