miércoles, 27 de enero de 2016

Karma.

Ven aquí que te hago un sitio en mi cama, 
que estoy dispuesta a dejar que compartamos almohada.
Hazme el favor de dejar los delirios en la entrada, 
prohibido hablar de problemas y del mañana.
Cierra los ojos que te voy a curar los sueños, 
que te voy a recitar al oído un cuento. 
Quédate quieto, 
que no te pinche con la aguja, 
que esto de remendar cicatrices me pone nerviosa. 
Nada tiene que ver que me estés mirando a los ojos.
Nada, 
porque el que nada no se ahoga y yo ya tengo el agua al cuello. 
Soplo de aire fresco cuando pasas por mi lado, 
y yo obsesionada con tenerte aquí atado. 
Y ahora viene el parpadeo y después el miedo de que te hayas ido. 
Voy a esconderte debajo de la alfombra, 
junto a todos los recuerdos que me estorban. 
Pero qué haces enredándote en mis caderas, 
besándome de esta manera. 
Te aviso de que yo las deudas me las cobro, 
que lo mismo me tumbo o me presento en tu ventana. 
Y te canto para que no me escuches, 
y te toco para que no me veas. 
Que lo mismo te digo adiós o un hasta luego, 
y hacemos borrón y no ha pasado porque no hemos sentido. 
Porque vivir en silencio no es vida, 
porque callada he gritado más que en toda mi vida. 
Me estoy inundando de mentiras,
ahora soy solo una refugiada más sin salvavidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario